Su lápiz corría sobre el papel, como si escapara de un huracán, su mano lo sostenía fuertemente, recuerdo claramente ese proceso, era perfecto, era bello. Su mirada se centraba en el vacío, como si observara cada estrella que asomará mañana, yo lo observaba en silencio, mientras sus letras comenzaban a inundar el papel, escribía bajo el embrujo mas denso, el ambiente se tornaba cada vez mas agradable pero a la vez mas turbulento, yo podía sentir como su corazón se aceleraba con cada idea que llovía sobre su cabeza, eran cinco o diez minutos de profunda concentración, buscando cada vez las palabras correctas. Juro que esos eran los minutos mas gratificantes de ambos, luego el sonreía y me miraba a los ojos diciendo:- he escrito para ti-; me daba el escrito y mi alma saboreaba cada letra, jamás me describía como alguien real, lo hacia como si él me imaginara, como si fuera una creación de su poca cordura, no podía evitar sentirme cada vez mas enamorada. Todo iba bien entre los dos, siempre me llamabas en la mañana pero aquel día no eras tu quien habló del otro lado, tu corazón fue tan grande que simplemente no merecía vivir en este horrendo mundo, te había perdido para siempre, solo me dejaste tu imborrable recuerdo y las ansias de saber que miraban tus ojos en aquel oscuro vacío al que te sumergías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario